domingo, 8 de abril de 2012

Día 10 - Resaca e Ikea

Ayer estuvimos en los bares que ya nos conocemos de la zona de Temple Bar, y yo empecé y acabé la noche con la colega Bulmers. Está buena la cider esta, pero es peligrosa! Entre medias también se me ocurrió la genial idea de invitar a los chicos a unos Jägermeisters y me sablaron 5€ por chupito. 5 euros! La primera y la última vez que tomo un chupito en un bar de Dublin! La próxima vez me compro la botella entera y me llevo una petaca, que sale más barato xD

Acabamos, como parece que va a ser tradición, en The Grand Social, que pilla de camino a casa desde Temple Bar. Nos llevamos un pendrive que supuestamente tenía que contener un single de un grupo, pero en realidad no tenía nada, charlamos con un par de irlandeses que llevaban una alegría en el cuerpo que no se consigue sólo con alcohol, y nos volvimos a casa pasando antes por un Subway, aunque yo no compré nada. Ya en casa me comí una tostada de sólo pan (sí, supongo que no fui capaz de ponerle un poco de queso o mantequilla o whatever xD), me tomé un ibuprofeno de mentira de los que venden aquí, que son de 200mg, y me fui a la cama.

Hoy he superado la resaca mientras cocinaba unos macarrones, porque he tardado como hora y media en hacerlos en la cocina eléctrica infernal que tenemos.

Después nos hemos preparado para ir a Ikea a comprar las pocas cosas que nos faltaban en la cocina y alguna otra cosilla útil, como un par de banquetas que son mejores que las del plató de la escivi, y por solo 4€. Hemos cogido uno de los 2 únicos autobuses que van a Ikea, hemos pagado 2,15€ por el ticket y hemos admirado el paisaje residencial de las afueras de la ciudad hasta que ha llegado la nada. Y después de la nada, el Ikea.
Es increíble la capacidad de vender que tienen estos suecos. Es el único Ikea que hay en Irlanda, está en el culo del mundo y mal comunicado, pero seguro que siguen vendiendo muebles como churros.
Había muy poca gente, comparando con la cantidad de personas que suele haber en el Ikea de Barakaldo, que es el único en el que había estado hasta ahora. Y por no haber, no había ni música ambiental de esta que te manipula el cerebro para que compres más y peor. Pero bueno, hemos comprado lo que necesitábamos, hemos comido un hotdog de los que venden allí y nos hemos pirado.
El bus de vuelta nos ha costado 2,65€. Inexplicable. Sigo sin entender el sistema de las tarifas de Dublin Bus.

Para cenar, he intentado cocinar mis fantásticas y archiconocidas hamburguesas, las mismas que mi queridonovio no recuerda haber comido (hola, cariño ¬¬), pero como pasa siempre que intentamos cocinar carne en esta cocina, han salido recocidas. Nada que un poco de mayonesa y un extra de queso no pueda solucionar, claro.

Y ahora estoy escribiendo esto y me voy a la cama, que aunque no he hecho mucho hoy, estoy cansada. Mañana teníamos plan de ir a dar una vueltecilla por Dun Laoghaire, pero al parecer va a llover mucho, así que ya veremos si vamos o seguimos con el perreo.

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